Crónica Periodística

ACTIVISMO

Sobre derechos animales

El domingo 26 de Enero del 2020, los habitantes de la ciudad de Buenos Aires se conmovieron. Nunca se había registrado una protesta por los derechos animales de tal magnitud.  Un centenar de activistas de la organización Voicot se manifestaron colocandose amontonados, desnudos y cubiertos de sangre artificial en Plaza Italia. Los activistas reclamaban una legislación en Argentina por un trato más ético a los animales y protestar contra las prácticas de maltrato en la industria agroganadera.

La manifestación, vista desde un ángulo muy conmovedor

Esa misma mañana, se levantaba Malena Blanco, co-fundadora de la organización Voicot, llena de incertidumbre y miedo; ¿Cómo reaccionaría la gente ante la manifestación? ¿Acaso las autoridades de la ciudad tomarían medidas violentas frente a la protesta? 

Pero partió hacía la plaza más temprano que todos los miembros del grupo, y al llegar, dejó sus pertenencias y ropa en una mochila, como lo harían todos los demás.

Ya estando todos en la plaza, Federico, hombre de 29 años, fundador de Voicot junto con Malena, les da indicaciones a los activistas de cómo posicionarse y acomodarse, tal como lo venían practicando y planeando desde hace semanas.

La “puesta en escena” de la manifestación fue extremadamente gráfica y desgarradora, la sangre artificial volcada sobre cientos de los activistas daba una impresión tal, que atrajo la atención de la mayoría de los medios más conocidos del país, también causando  que cada quien que pasase cerca de la plaza se detuviese a ver semejante “espectáculo”. 

“Cuando sos consciente del horrible abuso, tortura y sufrimiento que billones de animales terrestres y marinos sufren innecesariamente cada año y sabes que tus acciones contribuyeron a eso, es imposible no tomar responsabilidad y actuar al respecto”, decía una de las integrantes de la organización.

Voicot, vía Instagram

Durante toda la trayectoria de Voicot, Malena y Federico han planeado manifestaciones en muchas otras ocasiones, y no solo en la ciudad de Buenos Aires, sino que sus acciones se han desplegado por todo el país. Pero nunca una con semejante impacto y fuerza visual.

Hubo tanto llantos como gritos por parte de los activistas, era un enorme y escandaloso despliegue que tenía como eje conseguir una ley que se imponga y le haga frente al maltrato animal. Entre tantas lágrimas y caos, se podían distinguir ciertos “slogans”, ciertos lemas que los activistas no se cansaban de repetir una y otra vez:

“ En los mataderos, los animales pasan su vida encerrados en pequeñas jaulas hasta que son gaseados o electrocutados vía bucal o anal, y son desangrados y despedazados aún estando conscientes” , o ,  “no se trata ni de vos ni de mi, se trata del mundo que queremos” 

Otro de los lemas más reconocidos de Voicot

A pesar de mostrarse fuertes y obstinados, el temor y la intranquilidad siempre son constantes en este tipo de acontecimientos. Llegar hasta estas manifestaciones, e imponerse frente al estado y frente a los ciudadanos, siempre presenta un gran reto y sólo se puede si hay una gran empatía genuina por los animales previa. Por eso, los periodistas tomaban nota, atentos a retratar exactamente los sentimientos y emociones que motivaban a los activistas a seguir manifestándose.

-  ¿Te arrepentiste alguna vez de haber generado tanto alboroto, hasta sin haber logrado ningún cambio en varias ocasiones?

-  Las acciones que tomamos son confrontativas, pero también necesitamos tener cierta perspectiva. Esta pequeña manifestación no es nada comparado con la brutalidad y la muerte que sufren muchos inocentes -  declaraba Malena.
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Save te amo ❤️ @voicot @santuarioequidad

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Malena Blanco, vía Instagram

Casi al finalizar el día, la protesta ya contaba con una enorme multitud alrededor de la plaza y una docena de camionetas pertenecientes a medios de comunicación, que cortaban y obstruían el paso de las calles y peatonales. Gracias a esto, muchos manifestantes se vieron obligados a pagar condenas penales por ser partícipes de una protesta que cortó el paso y cerró partes de la Ciudad de Buenos Aires; igualmente, la mayoría de los activistas veganos evitaron dichas condenas, pero por orden judicial, se les ordenó pagar $4000 pesos cada uno a uno de los santuarios de animales más conocidos del país.


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